Metodologías de desarrollo de software

 

Metodologías de desarrollo de software

¿Qué es una metodología de desarrollo de software?

La metodología de desarrollo de software es el conjunto de técnicas y métodos que se utilizan para diseñar una solución de software informático. Es importante señalar que existen varias, de manera que es una decisión de cada equipo.

Trabajar con una metodología es imprescindible por una cuestión de organización. No en vano, los factores tienen que estar ordenados y saber cómo se van a utilizar.

Por otra parte, las metodologías también sirven para controlar el desarrollo del trabajo. Esto sirve para minimizar los márgenes de errores y anticiparse a esa situación.

Otra ventaja de utilizar una metodología es que te hace ahorrar tiempo y gestionar mejor los recursos disponibles. Esto sucede tanto en metodologías a corto como a largo plazo. Cuando te decantes por un sistema, has de tener en cuenta este factor. Al final, uno de los elementos básicos es optimizar los recursos a tu alcance.

Finalmente, hay que hacer referencia al valor añadido. Hay metodologías más costosas, efectivamente, pero que facilitan que el resultado final sea mejor. Cuando tengas que ponderar los pros y los contras, te convendrá saber esta cuestión.

A continuación, te contamos cuáles son las principales metodologías que se utilizan para desarrollar software. 

Las principales metodologías de desarrollo de software existentes

La elección de una determinada metodología dependerá de distintos factores como el orden o la importancia de controlar riesgos. Los principales sistemas que existen son los siguientes:

1. Waterfall (Cascada)

El modelo Waterfall, o en cascada, permite organizar el trabajo en vertical, de arriba a abajo. Esto significa que se realiza una actividad por fases secuenciales y que no es posible pasar a la siguiente hasta que no se haya verificado la anterior. La gran ventaja es que cada paso que se dé se hará sobre seguro y eso ahorra tiempo.

La metodología se implantó en la década de 1970 y tiene bien definidas las fases secuenciales. En primer lugar, el análisis de requisitos. El segundo aspecto a trabajar es el diseño de sistema. En tercer lugar, el diseño de programa. Posteriormente, la modificación. En quinto lugar, el diseño de pruebas. Y, finalmente, las fases de codificación y mantenimiento. Cada fase está debidamente monitorizada, de manera que el avance será efectivo.

Eso sí, conviene señalar que esta metodología no está concebida para cambiarse sobre la marcha. La razón es que los requisitos y presupuestos no se pueden cambiar, así que convendrá hacer números antes. Por lo tanto, es una opción válida si se tiene muy claro lo que se quiere desde el principio.

2. Prototipo

La metodología de prototipo parte de la base de lo que entenderíamos como un borrador si escribiéramos. El objetivo es realizar un prototipo de software rápido, sin reparar en los detalles.

¿Por qué interesa trabajar así en algunos casos? Precisamente, porque lo que se busca es que los usuarios nos aporten feedback. Y ese feedback puede ser útil en múltiples cuestiones, desde los fallos técnicos a aquellas mejoras que se pueden introducir o, simplemente, a si los usuarios consideran funcional la herramienta. No está de más, pues, que se puedan comprobar estas cuestiones.

Este modelo iterativo permitirá mejorar el producto final y perfeccionarlo. Ahora bien, puede suponer un coste que no estaba previsto porque se harán cambios sobre la marcha.

3. Incremental

El modelo incremental tiene en común con el de cascada el trabajo en fases, pero, a diferencia de este, cada fase supone añadir una funcionalidad

Cuando se trabaja en un modelo incremental, se pueden comprobar fácilmente las mejoras. Es más, se pueden probar estas funcionalidades antes de terminar el desarrollo de la herramienta. Esta es la razón por la que es uno de los modelos más utilizados. Aunque quizás sea un proceso más lento que otras metodologías, se aprovecha mejor el tiempo.

Por otra parte, hay que destacar que se puede trabajar con una parte del software. En consecuencia, no se perderá trabajo realizado previamente.

4. Espiral

La metodología en espiral cuenta con cuatro fases distintas y el objetivo es acercarse a lo que desea el cliente. Cuanto más nos acercamos al centro, más cerca estaremos de ello.

La primera fase de esta metodología es la de planificación del proyecto. En segundo lugar, estará el análisis del riesgo. La tercera fase a considerar es la de desarrollo del prototipo. Y, finalmente, estará la evaluación del cliente para dar el visto bueno. El resultado es de buena calidad, porque es el propio cliente el que cierra el círculo dando su validación o indicando si son necesarias otras modificaciones.

Lo que se busca, en definitiva, es comprobar los avances y trabajar con unas bases sólidas. Por esa razón, es una metodología que cuenta con un alto seguimiento.

5. Diseño Rápido de Aplicaciones (RAD)

El Diseño Rápido de Aplicaciones (RAD) es una técnica concebida para desarrollar un buen software en poco tiempo. La clave está en tener en cuenta diversos factores.

Este modelo, desarrollado en la década de 1990, se basa en determinados ejes. En primer lugar, en la construcción de un prototipo para recibir feedback de los usuarios. Por otra parte, se prioriza la velocidad, lo que expone la herramienta a tener más errores de partida. Finalmente, hay que destacar que el feedback de los usuarios es central para las mejoras.





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